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La cultura del esfuerzo

Destapar los usos escondidos de la expresión «la cultura del esfuerzo» es el objetivo de este artículo.

 

Sobre el uso tendencioso de la expresión la cultura del esfuerzo

Hay alguna gente que en los medios de comunicación reclama algo que llaman “cultura del esfuerzo”.  Independientemente de lo acertado o no de tal denominación, parece que se entiende lo que quieren decir.

Sin embargo, es difícil que alguien esté en desacuerdo con la idea de la conveniencia de educar potenciando la capacidad de esfuerzo en los estudiantes. Si se tiene en cuenta esto, el acto locucionario (que es, además de la emisión de los sonidos, el significado o referencia de las palabras  en sí mismas) parece irrelevante, pues no haría falta defender tal idea, y menos con la insistencia y tono con que se suele hacer. ¿Qué sucede entonces?

Siguiendo con este análisis basado en la teoría de los actos del lenguaje (Austin, Searle, Wittgenstein), se puede encontrar la respuesta en los actos  ilocucionario (las intenciones del hablante al emitir la expresión), y perlocucionario (la producción de un cambio en determinados aspectos de la realidad  con solo la emisión de dicha expresión).

El emisor de la expresión en cuestión parece  pensar, entonces, que hay proyectos educativos que no consideran la capacidad de esfuerzo como una cualidad a valorar. Y aunque, como se dijo anteriormente, parece difícil que tal hecho sea posible, sí es cierto que en los últimos años abunda el uso de adjetivos como divertido, lúdico y otros por el estilo, en expresiones que se refieren a actividades relacionadas con el estudio y el aprendizaje. De esta manera no solo se transmite que tal atributo sea adecuado en ese contexto  sino que, además, el campo de estudio referido  podría ser aburrido o pesado en otro tipo de presentaciones, digamos, no divertidas.  He ahí una posible referencia.

Pero si se pone atención al hecho que subyace a la locución analizada, consistente en señalar más o menos explícitamente a esos otros que supuestamente no valoran el esfuerzo como cualidad a fomentar entre los estudiantes, se observa cómo se produce una ampliación del campo referencial de tal expresión a todos aquellos proyectos educativos que no se informan en los mismos fundamentos en que lo hacen ellos. Y algunos proyectos educativos ni congenian con las ciencias divertidas ni con supuestas culturas del esfuerzo.

Así resulta que el esfuerzo referido en el concepto “cultura del esfuerzo” parece que contiene unas características peculiares que no necesariamente han de acompañar a lo significado en otros usos de dicha palabra.

La cultura de esfuerzoEn primer lugar, ateniéndose a lo desvelado en el uso ilocucionario que la expresión adquiere en el tipo de emisiones referidas, esta señala a todas aquellas prácticas educativas que no centran su objetivo en la superación de exámenes, reválidas y otros tipos de medidores, supuestamente objetivos, de la cantidad de contenidos acumulados. Y, es importante aquí señalarlo, prácticas educativas hay que sin centrar su objetivo en  la realización de tales pruebas, no por ello dejan de habilitar a los estudiantes para superarlas ni huyen de su realización. Eso sí, en su construcción se defiende la conveniencia de un tipo de pruebas cuyas características vienen descritas en este blog (memoria I, pestaña: «evaluación y resultados», subpestaña: «la prueba objetiva.»)

En segundo lugar, y progresando en esta línea, se apropia (la expresión analizada)  de un determinado significado de la palabra esfuerzo, más enraizado en campos semánticos habitados por conceptos como el mérito, constancia o incluso, cierto sufrimiento; que en el de desarrollo del talento, la creatividad o la producción de conocimientos y nuevas formas de pensar.

Y, sin menospreciar las cualidades ni de la constancia ni de la tolerancia al sufrimiento (sí, tan necesaria en este mundo lleno de chuches y ciencias divertidas), parece que las otras ( talento, creatividad, producción de conocimientos y nuevas formas de pensar) tienen más que decir en las transformaciones que la sociedad ha de llevar a cabo ante las nuevas realidades presentes.

Así el esfuerzo no tiene por qué referirse al uso de energía encaminada a la reproducción o análisis de conocimientos ya establecidos o a la generación de pensamientos bajo los académicos paradigmas dominantes; sino que partiendo de una toma de contacto lo más directa posible con los elementos constituyentes del campo de estudio a tratar, más esforzado parece que es elaborar producciones que, informándose en los conocimientos ya establecidos, tomen su impulso generador a partir de alguna meta que articule y aporte sentido al despliegue de la energía necesaria para llevar a cabo el proyecto de que se trate.

Y cuando esto se hace de manera adecuada, en este blog se aportan ideas en este sentido, los conocimientos establecidos son operativamente puestos en juego de manera que emergen nuevas articulaciones entre ellos a la luz del enfoque inicial que dibuja una primera ruta para iniciar un proyecto que lleve a la meta perseguida.

Es labor de la escuela articular todos estos elementos para que esto sea posible. Si así se hace, creando situaciones en las que los escolares se encuentren con la necesidad de articular por sí mismos los elementos a estudiar, introduciendo estratégicamente saberes ya establecidos e indicaciones para ayudar a entenderlos, no solo se está potenciando la capacidad de esfuerzo, sino que además se ve incrementada por la necesaria puesta en juego de un yo que, ante la ausencia de contenidos previamente masticados, ha de esforzarse en producir él mismo pensamientos y conocimientos con el impulso de su enfoque y en conferirles  la forma y matizaciones adecuadas para articularlos con los producidos por  otros que participan con él en el mismo proyecto. Y todo esto con la necesaria tolerancia hacia la incertidumbre que en ellos pudiera provocar la ausencia de una referencia concreta de a lo que hay que llegar.

Esto es lo que se intentó hacer con el desarrollo del proyecto “Prensa y construcción de sentido en las escuelas contemporáneas”.

Pues bien, si la combinación de recursos, materiales, actividades, estrategias metodológicas y demás elementos curriculares, consigue que lo anteriormente descrito se lleve a cabo, produce en las personas, en este caso la infancia y juventud escolarizada, una satisfacción y sensación de desarrollo personal que nada tiene que ver con la diversión y  que se aleja del esfuerzo destinado a un externo juzgar, más encaminado a competir que a ser competente, a repetir que a producir y crear, a clasificar y segregar que a articular sensibilidades, capacidades e intereses en la resolución de los proyectos que sea el caso.

Así el desarrollo del conocimiento exige un despliegue de esfuerzos articulados dentro de un proyecto determinado que, lejos de significar sufrimientos u otorgar méritos, desarrolla el crecimiento personal en la realización  de las potencialidades que toda persona alberga en sí. La satisfacción interior y el sentido que esto otorga a nuestras vidas, es otra cosa bien distinta a la diversión. Por tanto la verdadera ciencia ni puede reclamar para sí el adjetivo divertido ni esfuerzos destinados a la reproducción de contenidos sin un sentido vital.

PD: después de un tiempo de publicado este artículo, descubrí un interesante post sobre los deberes que ayuda a ampliar el campo de lo aquí tratado, así que si os interesa el tema, pinchar en el deber de los deberes.

17 Comentarios

  1. Lo siento, pero estoy sinceramente harto de quien defiende esto sin saber muy bien dónde está de pie o que piden esfuerzo a los demás para no hacer ni el huevo.

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  2. Hola Manuel, digo yo que te refieres a que estás harto de ese uso de la expresión criticado en el enlace. Estoy de acuerdo con lo que dices, y es un escándalo esa falta de esfuerzo profesional que ocurre en una parte del profesorado.

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  3. Lo que tenemos es cultura del exito. El exito llama al exito. Como no hay igualdad de oportunidades el esfuerzo no es la condicion determinante, por lo que en definitiva la cultura del esfuerzo, igual que lo de la etica del trabajo, es una ideologia que va muy bien machacarsela a los curritos, es una ideologia de curritos.

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  4. Totalmente cierto, hay que retomar que el esfuerzo es algo positivo porque cuando nos esforzamos en lograr algo y lo conseguimos la satisfacción es mucho mayor, tristemente se ha devaluado mucho el valor del esfuerzo sin pensar que es algo positivo que nos hace crecer y desarrollarnos. Yo soy maestra y siempre trato de inculcarle a mis alumnos esta idea. no se puede ir por la vida pensando que todo es fácil y gratis. Grave error. A todo hay que invertirle tiempo, dinero y esfuerzo.

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    • Gracias Lucía por tu aportación, efectivamente, se devalúa desde ciertas formas de pensar la cualidad del esfuerzo, creo que como reacción a las acitvidades sin sentido, fragmentadas y dirigidas a recompensas externas y que, más o menos veladamente, caen bajo los usos de la expresión «la cultura del esfuerzo» que esta entrada pretende criticar. Saludos.

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    • Gracias Lucas por animar el cotarro tan expléndidamente. 🙂

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  5. Creo que es más interesante la cultura de la felicidad. Aprender queriendo, enseñar delitando, trabajar motivado.Y coincidir, casi ayer…, con las palabras de Aristóteles y las del propio Horacio, prodesse et delectare. Un mundo así, también es posible.

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  6. Manolo, el acto ilocucionario también esta presente en aquellos que pretenden que todo sea «divertido» y «lúdico». En primer lugar, por que «divertere» quiere decir lo que quiere decir; segundo, porque parecen partir de una premisa falsa y de claro tinte conductista: al perro hay que echarle comida para conseguir que menee la patita. O sea, que para que yo pueda gestionar mi propio aprendizaje (como alumno) todo tiene que ser presentado -necesariamente- de forma ligera, banal y por supueso muy «emocional». El otro día paseaba por el bosque que hay cerca de mi casa y un grupo de personas, acompañadas por un docente solícito y pendiente de cualquier duda, realizaba unas prácticas de pintura al aire libre. ¡Qué concentración, qué recogimiento, qué sensación de sentirse involucrados en la tarea¡ Pues eso.

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    • Hola Lucas, por supuesto, tal cual, por eso en esta entrada se critica ese tipo de presentaciones «divertidas» de cosas que tienen que ser otra cosa distinta, bueno, eso que se dice en la entrada…lo que pasa es que en esta entrada se enfoca hacia el uso de la expresión «la cultura del esfuerzo» desde ciertas instancias, pero, como bien puedes observar al leerla, se critica en la misma medida ese tipo de actos a los que te refieres. Y, por cierto Lucas, me parece muy acertado tu observación sobre el tinte conductista de esa forma de actuar, que yo detesto. De esa forma lúdica y divertida el alumno no gestiona nunca su aprendizaje, sino que es objeto de deseo de un adulto «güai». La gestión del propio aprendizaje en última instancia es digida por el adulto que construye las dinámicas que sea el caso. Supongo que abrás visto que eso que que tu criticas en este comentario, está también criticado en la entrada, y yo me doy cuenta, por cierto, que lo haces aportando un interesante enfoque. Y supongo también, que verás que la forma de trabajar que defendemos y hacemos algunos está muy alejada de esa waltdeynización de lo diver y lúdico. Te puedo asegurar que los alumnos cuando están en dinámicas como las que promuevo trabajan y se esfuerzan muchísimo, todos. Y se involucran en la gestión de su aprendizaje, pero por supuesto, bajo la guía de un adulto profesional que tiene que, como el profe al que aludes en el comentario, construir una situación en la que los alumnos se concentran en un esfuerzo, tan necesario, con sentido.

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      • Claro que sí Manolo, sé bien dónde estás y sabes que lo comparto, esto simplemente era un «desahogo» porque yo también estou farto de todo esos temas. Un abrazo.

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        • Gracias Lucas, estaba casi seguro, por no decir seguro de eso, pero así por si a alguien le podía quedar alguna duda, y además así hacemos incapié en el asunto juntos, y por cierto, que se me había olvidado, muchas gracias por hacer los comentarios, que siempre enriquecen a un blog. Un abrazo Lucas.

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